-Por momentos,
notable, bastante notable; pero no en todos los casos.-
Edición en español (1994) |
Género. Relatos.
Lo que nos cuenta.
El libro Lo mejor de los premios Nébula (publicación original: The Best of the
Nebulas, 1989), es una antología dirigida por Ben Bova que ofrece los mejores
relatos (que incluyen tres categorías que los anglosajones conocen como
Novella, Novelette y Short Story, o Novela corta, Relato y Relato corto para
los hispanoparlantes, aunque se citen también las novelas y se presenten
comentarios sobre ellas, la mayoría realizados por los propios autores) de
ciencia ficción publicados entre 1965 y 1985, según miembros de la Sociedad Norteamericana
de Escritores de Ciencia Ficción (que en 1965 empezó a conceder el premio Nébula
con carácter anual), y seleccionadas entre las que ganaron dicho premio (el
sistema de votación, recuento y criterios de valoración para esta antología resultan muy
interesantes y Bova los explica con cuidado).
Mi opinión/Destacado/Potenciales
Evocados
- Las puertas de
su cara, las lámparas de su boca (Roger Zelazny, 1965): trabajo muy retro
(incluso para la época, diría yo) hasta lo enternecedor, que mezcla pesca/caza
en Venus con obsesiones, fracasos, superación y derivas pulp.
- ¡Arrepiéntete,
Arlequín!, dijo el señor TicTac (Harlan Ellison, 1965): surrealismo estilístico
y de trama que esconde una distopía potente, narrado con cierta osadía para la
época, quizá algo vacuo pero que señaló caminos en su tiempo.
- El que da forma
(Roger Zelazny, 1965): trabajo que luego fue ampliado hasta novela, sociedad avanzada
que aliena al individuo como efecto secundario, neuroterapias que implican los sueños
y un perro que se ganó mis simpatías por cómo está usado.
- Por siempre y
Gomorra (Samuel R. Delany, 1967): Estupendo relato del que ya hemos hablado aquí.
- Pasajeros
(Robert Silverberg, 1969): si bien la trama sobre entidades que controlan al
ser humano a su voluntad y sin previo aviso puede funcionar, es innegable que
funciona mucho mejor desde lo simbólico de los impulsos y circunstancias que controlan
al ser humano más allá de su voluntad.
- He aquí al
hombre (Michael Moorcock, 1967): viajes en el tiempo, religión, psicoanálisis y
tendencias pre New Wave en un relato que tal vez fuese incómodo e incluso
atrevido en su tiempo.
- Cuando las cosas
cambiaron (Joanna Russ, 1972): choque sociocultural de sexos y géneros que
funciona hoy casi igual de bien que en su momento.
- Voy a probar
suerte (Fritz Leiber, 1967): otro buen relato, comentado ya aquí.
- El vuelo del
dragón (Anne McCaffrey, 1968): trabajo del que hemos hablado ya como parte del
volumen El vuelo del dragón.
- Amor es el
plan, el plan es la muerte (James Tiptree, Jr., 1973): otro de los estupendos
relatos de esta antología, comentado como parte de la recopilación Mundos cálidos y otros.
- El tiempo
considerado como una hélice de piedras semipreciosas (Samuel R. Delany, 1969):
relato extraño, con varios temas (o más bien derivas de fondo insinuadas) típicos
de Delany disueltos en una trama noir futurista muy particular en sus tonos y
ambientes.
- Un muchacho y
su perro (Harlan Ellison, 1969): buen relato, gamberrada a la que tengo
especial cariño personal por incómodo que resulte en varios de sus
planteamientos, del que hemos hablado aquí.
- El día anterior
a la revolución (Ursula K. Le Guin, 1974): trabajo independiente, pero que
resulta ser una indiscutible precuela a los sucesos que nos narra la autora en
su novela Los desposeídos y que nos acerca a Odo, la escritora revolucionaria
que inspiró una nueva sociedad y que aquí se muestra humana, muy humana, por
encima de su figura legendaria.
- Escultura lenta
(Theodore Sturgeon, 1970): uno de esos relatos que permiten demostrar la máxima
que afirma que, muchas veces, la ciencia ficción es una excusa para hablar del
presente (actitudes corporativas explícitas e implícitas) y de nosotros mismos
(aislamientos e incomunicaciones).
- Houston,
Houston, ¿me recibe? (James Tiptree, Jr., 1976): interesante trabajo del que
hemos hablado como parte de otra recopilación reseñada de la autora, en este
caso Cantos estelares de un viejo primate, y que parece la versión especular
alterada de Cuando las cosas cambiaron.
- ¡Coge ese zepelín!
(Fritz Leiber, 1975): relato bastante especial del que hemos hablado aquí no
hace mucho tiempo.
- De Niebla,
Hierba y Arena (Vonda N. McIntyre, 1973): trabajo del que hemos hablado bajo el nombre
Bruma, Hierba y Arena.
- La persistencia
de la visión (John Varley, 1978): texto del que ya hemos hablado aquí.
- La gruta de los
ciervos danzarines (Clifford D. Simak, 1980): relato peculiar desde lo casi naif, en
el que pasan muchas cosas, pero cuesta bastante, o a este lector le costó, que
alguna realmente importe.
- Los reyes de la
arena (George R. R. Martin, 1979): punto de partida de ciencia ficción pero
derivas de horror en una trama de mascotas alienígenas con un dueño poco sano y
bastante desagradable que el lector sabe desde el comienzo que no puede
terminar bien.
- Jeffty tiene cinco
años (Harlan Ellison, 1977): otra forma de hacer ciencia ficción, llena de
sentimientos y sensibilidad a partir de una premisa fantástica, mucho más
cuidado en lo emocional (al menos en planos cercanos o evidentes) que la
mayoría de la obra de Ellison.