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viernes, 8 de septiembre de 2017

SED DE SANGRE. Robert McCammon

-Aunque en su tiempo mostró cosas imaginativas, la narrativa lo lastró mucho.-
Portada del libro Sed de sangre, de Robert McCammon
Edición en español (1999)


Lo que nos cuenta. En el libro Sed de sangre (publicación original: They Thirst, 1981), André es un niño húngaro de las zonas rurales de Krajeck que vivió una experiencia sobrenatural que casi le costó la vida, pero a la que sobrevivió gracias a su madre. Años después, el niño ha crecido, se llama Andy Palatazin, es policía en Los Ángeles, en estos momentos trata de dar caza a un asesino en serie conocido como el Cucaracha y tiene visiones de su madre muerta en las que ella parece intentar advertirle de algo. Y es que un mal muy antiguo, sediento de sangre, llega a la ciudad y la vida de Andy se cruzará con la de otras personas que comienzan a descubrir la amenaza que se cierne sobre ellos y la localidad.

Mi opinión. Novela de vampiros con ideas atractivas, pero narrada de forma fallida, con muchísimos personajes que, por impericia, nunca sabemos si son importantes o mero decorado hasta que "suceden" cosas, y con motivaciones “raras” o “difíciles de admitir” en algunos casos (lo que dificulta crear cualquier clase de empatía con ellos), lleno de subtramas más que discutibles y de naturaleza innecesaria en ocasiones, con un par de vistazos atrás en el tiempo (de uno de los protagonistas y del antagonista principal) mediante técnicas y formas mucho más agradables, con muchísimo sobrepeso y largas partes sin una verdadera función más que “hacer bulto”, muchísima acción hasta niveles que pueden anestesiar, dispersa con demasiada frecuencia y más entretenida para fans irredentos del thriller oscuro de acción vampírico sobrenatural sin más que ofrecer.

Destacado. Los vampiros urbanos y el salvajismo violento, explícito y cruel de las criaturas, algo que hasta entonces no se veía con demasiada frecuencia (aunque no era nuevo) y, poco a poco, se convirtió en algo habitual.

Potenciales Evocados. Menos fluido que la mayoría de la producción de McCammon; la versión más ambiciosa y amplia, pero mucho peor escrita, de cosas que vimos en El misterio de Salem’s Lot; de donde surgieron atmósferas (e incluso conceptos concretos) para cosas que vinieron después, como La luz al final del túnel, Treinta días de noche o las novelas, como Nocturna, de la Trilogía de la oscuridad (The Strain, si son ustedes más audiovisuales).