Páginas

lunes, 7 de octubre de 2013

THE TRANSHUMANIST WAGER. Zoltan Istvan

Portada del libro The Transhumanist Wager, de Zoltan Istvan-En tierra de nadie, a su pesar.-     

Género. Ciencia ficción.

Lo que nos cuenta. En el libro The Transhumanist Wager (publicación original: 2012) conocemos a Jethro Knights, que se enfrenta con éxito a una gigantesca ola en el Pacífico (sutil metáfora, ¿verdad?) mientras navega a bordo de un barco construido por él mismo mediante su voluntad e inteligencia, dos valores que a este joven interesado por el transhumanismo le sobran, a diferencia de las habilidades sociales. Gregory Michaelson es un joven de familia muy acomodada y bien entroncada entre las fuerzas políticas y sociales de Estados Unidos, con el que Jethro compartió clase en la Universidad. Zoe Bach es una inteligente joven residente de cirugía muy interesada en trabajar en países en vías de desarrollo. 

Mi opinión. Novela de ciencia ficción con rumbos hacia la distopía sin serlo por completo, que más parece escrita hace treinta años que en la actualidad, con un protagonista que devora toda la novela por ser su motor, su lastre, sus alas, su veneno, su pulmón y hasta sus gónadas, construido desde la falta de réplica razonable de los secundarios y apoyado, tanto él como la propia trama, en la construcción de antagonistas tan negativos y reprochables que intentan teñir de halo positivo al protagonista y a toda la propuesta, sencilla en lo técnico (por no decir simple), entretenida hasta un punto a pesar de circular por sendas trilladas desde hace mucho y con un contenido que se supone filosófico que, tomado como ficción, llega a chirriar a pesar de los trucos de la trama, mientras que si se tomase como soporte a la corriente de pensamiento del transhumanismo podría generar más rechazo que adhesiones, pero al final eso dependerá del lector, como siempre.

Destacado. Su esquiva de conceptos ético-científicos relacionados con el transhumanismo, a excepción de la oda momentánea a la eugenesia.

Potenciales evocados. Si usted no soportó a Kvothe (me consta que algún lector de este blog tiene esos sentimientos), ni a Lazarus Long, ni a Donal Graeme, ni a Charles Foster Kane, le costará llevarse bien con Jethro Knights.