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martes, 19 de octubre de 2021

CASA DE TIERRA Y SANGRE. Sarah J. Maas

-Muchos menos complejos, aunque quizá debiera tenerlos, que la generalidad de los libros de romance paranormal más fantásticos.- 

Edición en español (2020)
Género. Narrativa fantástica.

Lo que nos cuenta. El libro Casa de tierra y sangre (publicaciòn original: House of Earth and Blood, 2020) nos presenta a Bryce Quinlan, una joven que trabaja en Antigüedades Griffin, una tienda bastante discreta de la Vieja Plaza de Ciudad Medialuna. Es la mejor amiga de la mujer lobo Danika desde que se conocieron en la universidad, y la muerte de ella hará que conozca a Hunt Athalar, un ángel caído con el que investigará el caso, uno que tal vez esté relacionado con otros de diferente naturaleza. Primer libro de la serie Ciudad Medialuna.

Mi opinión. Novela que, como apunto en el titular, carece de complejos a la hora de meter en la coctelera toda clase de entidades fantásticas y sobrenaturales que no suelen mezclarse (por no decir que nunca se mezclan), para además hacerlo en un trasfondo urbano, social y planetario que combina la ciencia ficción y lo sobrenatural en el sentido más amplio de la palabra hasta límites que superan lo “admisible” en el género más “habitual” y “serio”, con una trama bastante simple rodeada de recovecos, pistas falsas y demás, habitada por un montón de personajes que siguen ciertos clichés (aunque se echan en falta algunos de los más contemporáneos) y rebosan sensualidad (o lo que tal vez ciertos lectores objetivos consideren como tal) en sus diálogos, estilos, aspectos, comportamientos y demás (en realidad lo hacen por cómo decide narrar la autora) con independencia de la situación en la que estén.

Destacado. La falta de complejos. De verdad, es algo llamativo por su (aparente) ausencia total.

Potenciales Evocados. Un poco de la saga Los secretos del poder todavía más ambiciosa, un poco de Crepúsculo todavía más interespecies y menos Young Adult literal; mucho más extrema, dinámica y delirante que la serie Cassandra Palmer; comparado con Trono de cristal, mucho menos previsible por la cantidad de cosas tan diferentes que entran en la batidora.