-El horror casi gótico, y sin el “casi” en varios casos, combinado con el Steampunk.-
Género. Relatos.Lo que nos cuenta. El libro Calabazas en el trastero: Steampunk (publicación original: 2014), con prólogo de Julián Sánchez Caramazana, es una antología de relatos de horror y/o terror con la temática Steampunk como nexo común y que nos presentan, entre otros asuntos y circunstancias, una máquina que narra ficciones, unos pájaros artificiales con habilidades sorprendentes, unas criaturas sobrenaturales ocultas en Londres, una rebelión de máquinas, un objeto cuyo interior desafía las leyes espacio-temporales conocidas y un entorno artificial en continuo deterioro. Libro perteneciente a la serie Calabazas en el trastero, pero publicado como su cuarto número especial fuera de colección.
Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.
- Ciudad paradigma (Javier Fernández Bilbao): estructuras y derivas muy habituales en el Steampunk que, con un giro de tuerca, nos llevan hacia el horror.
- Mechanomikón (Alejandro Morales Mariaca): horror psicológico a partir de las realidades alternativas.
- Máscaras (Gloria T. Dauden): brevedad interesante porque, sin salirse de la temática y sin basarse en ella, ofrece un trabajo que explora más lo “personal” que lo “tecnológico” y crea puentes claros con otros tiempos (y otras costumbres llenas de clasismo) de nuestras sociedades.
- El noble arte de guardar un secreto (Óscar Navas Carballo): otro de los relatos que usa elementos representativos del Steampunk para, después, ir hacia el horror mediante un giro de la trama.
- Hueytecuilhuitl (Pablo Loperena): trabajo exótico, breve, ucrónico y, si se quisiera, un mero aperitivo de tramas mucho más extensas.
- Sangre, sudor y monstruos (Ricardo Montesinos): uso de un personaje histórico en su juventud, doctores tan brillantes como inestables, pocas sorpresas y homenaje a un clásico del que se ha hablado en este blog hace poco.
- La prodigiosa calabaza parlante del Doctor Pascal (Daniel Garrido Castro): homenaje (otro, y no será el último) a la labor creativa de los escritores y a la propia serie Calabazas en el trastero.
- La vida del imbécil (Pedro Moscatel): alienígenas, complots, dominios, ucronía y otra de las tramas que juegan con los valores sociopolíticos, más o menos cercanos o populares, de otras épocas.
- Sanguinis (Salomé Guadalupe Ingelmo): inspiración clara y directa, por mucho que tome unos rumbos diferentes, en El año de Drácula de Kim Newman (ya citado en el propio epígrafe).
- El infierno mecánico (Martín Salegui): ejercicio de horror basado en lo que, en general, suele acompañara a la industrialización, la despersonalización y la alienación indirecta del obrero sometido a la presión de las sociedades tecnológicas (aunque su tecnología sea Steampunk).
- El relojero de los muertos (Juan Ángel Laguna Edroso): brevedad que, tomando elementos clásicos y bien conocidos del horror gótico, construye un ejercicio Steampunk de halo triste.
- Un infierno peor que la ceguera (Xuan Folguera): otra brevedad que, sin salirse de lo Steampunk, trabaja el horror mediante realidades de nuestra historia y con un toquecito de filosofía política que da cierto sabor.
- La conciencia de las máquinas (Vidal Fernández Solano): quizá el trabajo más “canónico” de la antología en cuanto a la mayoría de los recursos habituales del Steampunk más generalista.