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sábado, 13 de abril de 2019

EL CORCEL. Carol Emshwiller


-La mejor cárcel es aquella que no muestra sus barrotes ni sus muros.-


Portada del libro El corcel, de Carol Emshwiller
Edición en español (2009)
Género. Ciencia ficción.


Lo que nos cuenta. En el libro El corcel (publicación original: The Mount, 2002) conocemos a Charley, un muchacho en forma de la raza Seattle, una montura con buena combinación de fuerza y tamaño, hijo de un campeón llamado Sam y al que los alienígenas que dominan nuestro planeta, conocidos como Chillones por las monturas, llaman Sonrisas. Cuando es entregado como montura de un Pequeño Amo, descubre que no es uno cualquiera: es Su Excelente Excelencia, el Próximo Gobernante de Todos Nosotros. Ambos comienzan su adiestramiento mientras entre los dos se genera, poco a poco, un vínculo especial.


Mi opinión. Carol Emshwiller, fallecida en febrero de este año, nos presenta un trabajo narrado con mucha (pero mucha, mucha) pericia técnica y sensibilidad (tanto a nivel narrativo como a nivel de trama), de ritmo estable todo el tiempo, que retuerce los convencionalismos de las novelas de aprendizaje a todos los niveles para ofrecer, además de eso, una obra sobre varios temas a la vez como la libertad, el bien mayor frente al individualismo, las relaciones padre-hijo, la madurez y varios otros, con un protagonista muy bien retratado en su personalidad (fruto de su entorno, edad y conocimiento limitado de muchas cosas) y con el apoyo de una más que apropiada forma de narrar el libro desde su mirada, con un final algo “distinto” (y quizá menos potente) a lo que uno podría suponer a tenor de lo desarrollado en sus páginas con anterioridad, abierto a interpretaciones más alegóricas de lo presentado de forma directa (pero innecesario, diría yo) y una novela difícil de olvidar.


Destacado. La habilidad de la autora para huir de las tramas y temáticas que uno esperaría de un planteamiento como este (humanos subyugados por alienígenas) y, por el contrario, tomar otros rumbos.


Potenciales Evocados. Con todos los ingredientes para una obra YA como cualquier otra, Emshwiller cocina un trabajo con una madurez y seriedad llamativas, pero más cercano a un anual de Hulk de mediados de los ochenta, con aquel parásito de La Encrucijada, que a cosas como El planeta de los simios.