-Extraña selección a tenor del supuesto objetivo de la
misma.-
Lo que nos cuenta. El libro Ciberficción (publicación original: 2001), con prólogo de Ricardo Bernal, es una antología de cinco trabajos breves de cuatro autores muy diferentes con la intención de rastrear los orígenes de
la corriente literaria Cyberpunk que, a comienzo de los ochenta, revitalizó la
ciencia ficción con su propuesta sucia, noir e hipertecnológica que mezclaba
software, carne, metal y virtualidad, pero eligiendo para ello unos relatos
que, por más que brillen de forma aislada, tal vez no terminen de casar
fluidamente con la intencionalidad de la antología.
Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.
- La segunda variedad (Philip K. Dick,
1953): uno de los relatos más famosos y conocidos de Dick, incluido en la
recopilación del escritor La segunda variedad, un trabajo difícil de olvidar que se aleja de la preocupación más frecuente en la producción de Dick (¿qué es real?) para acercarse a otra también recurrente (¿qué está vivo?), que hay que
interpretar con mucho interés y ganas para ver su conexión natural (si es que
la hay realmente) con el objetivo de la recopilación, algo alargado, muy bien
llevado y bastante interesante.
- La muchacha que estaba conectada
(James Tiptree Jr., 1974): trabajo de la autora (de la que hablaremos aquí en mayor
extensión dentro de no mucho tiempo) que se adelantó de manera extraordinaria a sus
contemporáneos mediante sus ideas de virtualidad remota y control, publicidad
mediante Product Placement de
celebridades creadas para ello y, además de todo eso, un estilo narrativo rompedor
y casi inimaginable en su época.
- Perdido en el banco de memoria (John Varley, 1980): interesante trabajo, reseñado ya en este blog como parte de la recopilación
de trabajos cortos del escritor La persistencia de la visión, que sí podría
generar ondas de Cyberpunk más tarde por su tratamiento de conciencias humanas almacenadas
en soporte digital pero que, siendo justos con su atmosfera y narrativa, quizá
llegó más lejos y aportó mucho más a la corriente transhumanista que al propio
Cyberpunk.
- Regiones apartadas (William Gibson,
1981): relato del padre del Cyberpunk para unos y abanderado del Cyberpunk para casi
todos, pero que no trabaja de ese subgénero más que la narrativa fría, seca,
tecnológica y al borde de la deshumanización, sino que prefiere hacer un
ejercicio de contacto con otras inteligencias que no podemos entender y, por
tanto, pagamos un precio importante como individuos, ofreciendo quizá la
versión PsicoAntiSpaceOpera de Pórtico con sensaciones de Visión ciega, pero
sin dejarse llevar.
- Quemando cromo (Wiliam Gibson, 1982):
relato que es casi el ejemplo perfecto de Cyberpunk al manejar ambientes sucios
urbanos futuristas, asaltos a bancos de datos virtuales mediante navegación
informática bajo la amenaza de contramedidas, tonos noir, delincuencia
organizada, implantes y miembros ortopédicos avanzados, todo contado mediante
estilos funcionales y fríos.