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jueves, 2 de enero de 2014

A PUERTA CERRADA. Laurence Rees



-Principalmente, de la URSS y sus relaciones con los diferentes implicados en la Segunda Guerra Mundial.-
Portada del libro A puerta cerrada, de Laurence Rees
Edición en español (2009)
 

Género. Historia.


Lo que nos cuenta. El libro A puerta cerrada (publicación original: World War Two Behind Closed Doors. Stalin, The Nazis And The West, 2008) ofrece un retrato, más político que militar, de la Segunda Guerra Mundial sobre todo (pero no de forma exclusiva) desde la perspectiva de la Unión Soviética y de las diferentes relaciones que mantuvo con los beligerantes en la contienda en distintos momentos, de sus actividades sobre sus propios súbditos y de las actitudes de sus líderes.


Mi opinión. Con el subtítulo Historia oculta de la Segunda Guerra Mundial, revisión de muchos sucesos que conformaron el mapa de relaciones políticas antes y durante la Segunda Guerra Mundial y de eventos de mayor o menor calado pero no tratados con mucha frecuencia, que sin contar nada nuevo de gran importancia sí que analiza desde perspectivas algo diferentes muchos eventos que explican (cuando pueden, porque hay cosas difíciles de explicar) muchas actitudes en los dos bandos, que se centra más en la URSS y en las relaciones de otras potencias con ella, destacando su psicótico (en muchos órdenes) comportamiento antes, durante y después de la guerra, plagado de testimonios, con un contenido que podríamos denominar “posicionado” y mucho más interesante si ya se conoce bien el devenir de la Segunda Guerra Mundial porque no es muy descriptivo en cuanto a sus desarrollos generales y se centra mucho más en los particulares.


Destacado. Algunos testimonios, pero no de protagonistas sino de testigos más o menos anónimos de eventos de gran importancia.


Potenciales evocados. Aunque trata la guerra de manera global, podemos situarlo cercano a contenidos e intencionalidad de trabajos como Tierras de sangre, Una guerra de exterminio, Guerra absoluta e incluso La corte del zar rojo; en cuanto a Churchill, es interesante crear puentes y paralelismos (cuando se puede) con sus memorias.