-Van un bárbaro, un mago,
su aprendiz, un inquisidor, un caballero… pero ni van dónde esperas, ni cómo
esperas ni son lo que esperas, en absoluto.-
Edición en español (2007) |
Género. Narrativa fantástica.
Lo que nos cuenta. En el libro La voz de
las espadas (publicación original: The Blade Itself, 2006), un
bárbaro harto de matar pero que lo hace con demasiada frecuencia, un inquisidor
con una relación de amor/odio con el mundo y la vida pero que no le tiembla la
mano al cumplir con su deber, un popular capitán de la nobleza favorecido por
los acontecimientos pero dipsómano, ludópata y al borde de la ciclotimia, un
aprendiz de mago voluntarioso pero infantilmente charlatán, su afable maestro
pero con oscuros intereses bajo su venerable apariencia y varias decenas de
personajes secundarios igualmente peculiares van viendo entrecruzar sus vidas.
Primer libro de la serie El Círculo del Mundo y primero de la
trilogía La primera ley.
Mi opinión. Interesante vuelta de
tuerca a la Fantasía, que sin aportar nada nuevo sí que cuenta las cosas de
otra manera, de ritmo irregular y orientación más “medieval” que “fantástica”,
lineal y coral, brusca, ingeniosa y soez, con mucha acción y estilo noir,
novela más de personajes y diálogos que descriptiva, con sobrepeso evidente,
que va llevando en volandas al lector, con algún tropezón, pero no sabemos muy
bien dónde.
Los personajes merecen un
comentario aparte. Si el tiempo colocase al escritor y su trabajo en algún tipo
de “Olimpo de la Fantasía”, algunos de los protagonistas podrían ser
denominados entonces como “icónicos” o “legendarios”. Mientras tanto, digamos
que todos tienen algo especial, hasta muchos de los secundarios (algunos de los
cuales serán más desarrollados en otras novelas), y algunos son notables, muy
notables, quedándose en la memoria del lector.
Destacado. La valentía del escritor
al tomarse todo un libro como poco más que una introducción a los personajes,
al mundo y al estilo que luego desarrollará en otras obras.
Potenciales evocados. Menos perro viejo que George R. R. Martin, no me cansaré de
decirlo; menos inventiva que Brandon Sanderson, pero más complicidad con el lector;
menos “artista” que Patrick Rothfuss, pero mucho mejor “fontanero”; más centrado que Steven Erikson,
menos bisutería que Andrzej Sapkowski, menos “romántico” que Richard Morgan, menos disperso que Paul Hoffman.