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viernes, 17 de mayo de 2019

NAVE DE FUEGO. Joan D. Vinge



-Más exitosa la obra que no se cita en el título.-

Portada del libro Nave de fuego, de Joan D. Vinge
Edición en español (1983)
Género. Novela corta.

Lo que nos cuenta. El libro Nave de fuego (publicación original: Fireship en unas ediciones y Fireship/Mother and Child en otras, 1978) es la unión, en un único volumen, de dos novelas cortas (pero de casi cien páginas cada una) de la autora.

Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.

     - Nave de fuego (1978): curioso trabajo (que, en mi opinión, debería haberse traducido como Brulote por lo que cuenta y cómo usa el término “Nave de fuego” en su acepción inglesa, aunque quizá no hubiera sido comercial en absoluto por lo poco popular del sustantivo), que nos presenta a Ethan Ring, un nuevo individuo surgido del experimento que combinó al anodino auxiliar de laboratorio Michael Yarrow con la computadora ETHANAC 500, diseñada para labores de intrusión en otros sistemas, cuyas habilidades son interesantes para distintos grupos legales e ilegales que intentan hacerse con sus servicios durante su estancia en Marte y que, según la situación, es más Ethan, es más Michael o más ETHANAC. Escrito con un ritmo ágil y unos tonos que recuerdan a una combinación imposible de Heinlein y Effinger (y en el caso del segundo, además del tono, también se podría ver el uso de culturas y sociedades muy “exóticas” para la época), con una narración que, muy al fondo, se puede ver como el antecesor prehistórico del Cyberpunk en cuanto a intenciones, no en cuanto a ejecución formal, estilística o de la propia trama.

    - Madre e hijo (1975): aunque el otro texto da nombre al libro, y por lo tanto se presuponen cosas (o yo lo hago, al menos, cuando la edición toma ese tipo de decisiones) respecto a su potencia y relevancia, resulta que Madre e hijo es bastante más distintivo y llamativo al ofrecer, y vamos a ver cómo lo hago sin spoilers, unos ambientes de fantasía que, poco a poco, se convierten en ciencia ficción que el lector va descifrando sobre la marcha. En cuanto a la trama, dos jóvenes pastores de diferentes márgenes del río, Hywell y Etaa, que se comunican mediante signos y que cada uno guarda su propio rebaño de shenn, se conocen de jóvenes y terminan por enamorarse, pero Hywell recuerda todo eso ya de adulto, con la espalda rota y a punto de morir al pie de un precipicio lejos de Etaa, capturada. La novela corta está dividida en tres partes, que cambian de narrador y, sin cambiar su “tono”, sí cambian de “voz” y de “intensidad sensible y sensitiva” (espero que los eufemismos se entiendan, pero mejor lean el texto y ya verán) de manera leve pero clara. Trabajo muy agradable de leer, llamativo en muchas cosas aunque algo anticuado según avanza la trama y sabemos más, y que comparte (espero no pasarme con los spoilers aquí) "atmósferas" con Inversiones de Banks pero como si hubiera sido escrita a medias por un Vance nada socarrón y una Le Guin más directa.