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domingo, 7 de mayo de 2017

CRONOPAISAJES. Varios autores

-Bastante exitosa en cuanto a la cobertura de su propuesta temática, aunque no tanto en lo literario respecto a todos los casos.-

Género. Relatos.
Portada del libro Cronopaisajes, de varios autores
Edición en español (2003)

Lo que nos cuenta. El libro Cronopaisajes (publicación original: Timescapes, 1997) es una antología de trabajos breves, con un nombre que homenajea la famosa novela de Gregory Benford Cronopaisaje, que tratan el viaje en el tiempo desde distintas perspectivas, con Peter Haining y Miquel Barceló como antologístas (porque el segundo añade un par de trabajos al original del primero), estructurados en tres grupos generales que abordan el regreso al presente, los viajes al pasado y la historia del futuro, respectivamente, con sentido narrativo aunque no traten exactamente esos conceptos.

Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.

     - Algo para nosotros temponautas (Philip K. Dick, 1974): tal vez la versión “temporal” de algunos conceptos tratados en Ubik, oscura y tensa que, a partir de lo que podría ser un homenaje a los astronautas y la parafernalia que los rodea, ofrece una trama sobre bucles con derivas llamativas por su implicación ya que lo que unos ven como una condena, otros lo ven como un privilegio.

    - El relato del señor Strenberry (J. B. Priestley, 1934): trabajo con sensaciones anticuadas, que no ha envejecido bien porque usa formas ya en desuso, mil veces repetidas, y busca efectismos que hoy no tienen ninguna potencia.

    - Todo el tiempo del mundo (Arthur C. Clarke, 1952): ejemplo de lo gélido del autor en general, de su pesimismo, de su amargura disfrazada de oportunidades.

    - La inestabilidad (Isaac Asimov, 1989): casi un micro, sin serlo, y muy Asimov en su versión con más fanfarria “técnica” y menos fondo de interés.

    - El tiempo no tiene límites (Jack Finney, 1962): relato bastante retro para la época en la que se escribió, Thriller policiaco de medio pelo y derivas que se ven venir muy pronto.

   - Nellie tiró de la punta (Richard Hughes, 1925): surrealismo que puede hacer pensar en una visión infantil de lo que sugirió El curioso caso de Benjamin Button.

    - La razón está con nosotros (James E. Gunn, 1958): otro de los trabajos que se alarga sin necesidad y, más que en lo contado a lo largo de su texto, se apoya en el giro final cuya primera parte se ve venir (pero no la segunda).

    - Hombre en su tiempo (Brian W. Aldiss, 1965): relato interesante por su idea y por cómo se plasma en lo técnico sin que parezca torpe (y no es nada fácil hacerlo; de hecho es dificilísimo, pero el escritor lo solventa con mucho éxito).

    - El reloj que marchaba hacia atrás (Edward Page Mitchell, 1881): trabajo que, por lo que sé, podría ser el primero en tratar la temática del viaje en el tiempo en la literatura (no todos los arqueólogos literarios están de acuerdo), anticuado en casi todo y con ese toque estilístico, atmosférico e incluso respecto a las herramientas de su trama que se encuentra en todos los relatos sobre viajes en el tiempo que se escribieron en los siguientes años (incluso el clásico de H. G. Wells).

    - El día que hicimos la Transición (Ricard de la Casa y Pedro Jorge Romero, 1997): relato que se alarga sin necesidad, que resulta más interesante para lectores de España o aficionados a su historia reciente, pero con una trama que no será disfrutable en toda su extensión, si ese no es el caso, por lo extraordinariamente localizado de lo que propone.

    - Un arma para un dinosaurio (L. Sprague de Camp, 1956): trabajo con más fondo humanista (y reflexivo) de lo que el escritor acostumbrada a ofrecer, algo alargado sin necesidad y del que hablamos aquí desde otra perspectiva.

   - La mortal misión de Phineas Snodgrass (Frederik Pohl, 1962): más que un relato parece un ensayo de ficción, con bases sensatas desde la perspectiva histórica y un humor negro importante (por lo realista que podría parecer).

    - Del tiempo y Kathy Benedict (William F. Nolan, 1984): aproximación al tema de la antología desde perspectivas de sensibilidad femenina en un evento, con minúscula, real de la historia que, de forma natural, no parecería invitar a ello y que, gracias a la labor del escritor, termina funcionando bien.

   - Problema de producción (Robert F. Young, 1982): relato muy breve, que a su manera homenajea la literatura y avisa de la posible evolución de la misma (miremos alrededor…) de forma indirecta.

   - Misterio mayor (José Mallorquí, 2003): otro trabajo que también homenajea la literatura (y a un escritor en concreto) también con tonos humorísticos, pero mucho más sutiles y contenidos.

   - Oigo tu llamada (Eric Frank Russell, 1954): relato que igual podría no estar en esta recopilación por lo marginal de su acercamiento al viaje en el tiempo, sin mucho empaque y muy rápido de leer.

    - Los hombres que asesinaron a Mahoma (Alfred Bester, 1958): humor típico del autor, ritmo desquiciado y temáticas manejadas de esa manera tan propia que ofreció Bester, cínica, sardónica y deliciosa a su manera.

    - Tiempo intermedio (Ray Bradbury, 1947): realidades temporales simultáneas en el espacio, ofrecidas con ese tono tan melancólico y sensible que ofreció el escritor.

    - El hombre gris (H. G. Wells, 1895): relato con la curiosidad de haber sido, en origen, una parte de la famosa obra del escritor La máquina del tiempo pero que, tras su publicación en forma de serial y ante la publicación como novela, fue retirado por su autor (no sé la razón, pero si algún lector de este blog la sabe y la quiere compartir, sería estupendo), que nos lleva de forma breve al futuro después de los Morlocks y que resulta poco más que anecdótico.

    - Flujo (Michael Moorcock, 1963): Pulp a lo Keith Laumer en Al otro lado del tiempo, con un protagonista que recuerda a otros de Moorcock y una deriva temporal divertida, pero con malicia.

   - El mayor espectáculo televisivo del planeta (J. G. Ballard, 1976): relato con mucho en común con el de Frederik Pohl desde otra perspectiva, con más humor de lo habitual en Ballard, pero con punch.

    - A través del tiempo y el espacio con Ferdinand Feghoot (Grendel Briarton, 1961): humor surrealista que pierde bastante con la traducción, ya que el juego del original entre grafía y pronunciación es en lo que se basa el relato.

    - Estafador temporal (C. M. Kornbluth, 1953): un relato muy Kornbluth, más de su primera época dentro de su corta producción debido a su muerte, anticuado en su aspecto, con divertida malicia en su giro final, hoy algo fallido, pero en su momento adaptado a los gustos del público.

    - “Todos vosotros, zombies…” (Robert A. Heinlein, 1976): relato ya citado aquí anteriormente, muy conocido en la temática de viajes en el tiempo (y si usted no lo conoce, debería), oscuro, perverso, fascinante y un gran ejemplo de lo mejor que Heinlein, cuando quería tomarse en serio la escritura, podía ofrecer.

    - El continuo Gernsback (William Gibson, 1981): trabajo del que ya hemos hablado aquí.

   - La enfermedad del tiempo (Martin Amis, 1987): agradable espacio para la literatura contemporánea en esta recopilación, más que para el concepto del viaje en el tiempo en sí mismo, o, con más propiedad, de su concepto más común.