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jueves, 5 de septiembre de 2019

LAS RUINAS DE MI CEREBRO. Varios autores



-Con alguna salvedad, y en conjunto, antología por encima de la media.-

Portada del libro Las ruinas de mi cerebro, de varios autores
Edición en español (1978)
Género. Relatos.

Lo que nos cuenta. El libro Las ruinas de mi cerebro (publicación original: The Best Science Fiction of the Year 3, 1974) es una antología de trabajos cortos de ciencia ficción seleccionados por Terry Carr entre los publicados en 1973 y que, en esta edición en español, ofrece solo seis de los once trabajos del original.

Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.

    - Las ruinas de mi cerebro (Philip José Farmer): novela corta muy original, con un planteamiento, trama y ejecución que sigue funcionando en estos tiempos en los que todo (y más el género) ha cambiado mucho, y en la que la llegada de un gran objeto a la órbita terrestre altera el tiempo y, aunque este avanza de manera normal, las personas “pierden” cuatro días en su mente por cada día que pasa. Trabajo de interés por muchas razones, de verdad.

    - La muerte del doctor Isla (Gene Wolfe): Novela corta del autor de la que ya hemos hablado aquí.

    - Los que se alejan de Omelas (Ursula K. Le Guin): relato bastante breve, conocido en otras ediciones como Los que abandonan Omelas, y bastante famoso también, con ecos de Borges (como el propio Terry Carr indica y yo coincido) pero menos equidistantes y más “posicionados”, cercanos la señora Gorodischer (en concreto, de su Kalpa Imperial, suave, cálido, filoso, con fondo desagradable y casi cierto (por eso es tan desagradable) por cómo se acerca a “el bien mayor”.

    - Breckeridge y el continuum (Robert Silverberg): trabajo mucho más de viaje que de destino, pero buen viaje “a la Silverberg”, en el que un hombre desplaza su mente y visión, sin transiciones, entre su presente en una firma de inversiones y un supuesto futuro casi postapocalíptico en el que narra cuentos, a unos extraños supervivientes, que combinan mitos, leyendas y ficción literaria de nuestra realidad para crear nuevas historias.

    - El satélite travieso (Alfred Bester): dos especialistas de distintas ramas científicas, Jake Madigan y Florinda Pot, trabajan en la construcción y lanzamiento de s-333, más conocido como OBO por Observatorio Biológico Orbital, un sistema experimental avanzado que, tras muchos retrasos y sobrecostes, una vez en órbita y después de un incidente, comienza a tener ideas y personalidad propia. Relato muy distinto a casi todo lo que he leído de Bester porque toma unas derivas Hard (al menos para la época) que, además, se acompañan de un surrealismo con bases “auténticas” para producir, en conjunto, sensaciones “raras” (al menos se las provoca a este lector).

    - Las mujeres que los hombres no ven (James Tiptree, Jr.): trabajo incluido en una recopilación de la autora ya reseñada en este blog, Mundos cálidos y otros, de esos tan especiales que ofreció la esquiva escritora, mucho más llamativo en cómo cuenta las cosas (el narrador, Don Fenton, es un auténtico imbécil falto de empatía, por no decir misógino, muy logrado sin ninguna clase de exageración gracias a la labor técnica de Tiptree), por encima de la trama de dos hombres y dos mujeres que sufren un accidente con su avioneta en las junglas de México y tienen un contacto con alienígenas.