Edición en español (1977) |
-Alguna
curiosidad y poco más.-
Género. Relatos.
Lo que nos cuenta.
El libro El planeta loco (publicación original: The Oddballs, 1973) es una antología de
relatos seleccionados por Vic Ghidalia que nos permitirán conocer a varias
personas con habilidades poco comunes, el hallazgo de dos exploradores en un
planeta y a un bárbaro muy patán y peligroso, entre otros asuntos.
Mi opinión/Destacado/Potenciales
Evocados.
- El planeta loco
(Robert Silverberg, 1957): misantropía y telepatía con aires anticuados, con
protagonista incómodo (para bien).
- El hombre que
podía hacer milagros (Mimodrama en prosa) (H.G. Wells, 1898): trabajo con
formas de su época, pero una intencionalidad más avanzada a la hora de
aproximase al concepto de que el camino al infierno está plagado de buenas
intenciones.
- El hombre que
atravesaba el cristal (Nelson Bond, 1938): relato que, con la excusa del
talento especial de protagonista, parece hablar de anhelos y búsquedas
inherentes al ser humano.
- El talento
(Robert Bloch, 1960): un trabajo que todavía ignoro si trataba de hacer pulp
psicológico elaborado o, por el contrario, hacía una crítica directa a los
medios y su influencia en mentes infantiles.
- Tercer piso, al
fondo (Jerome K. Jerome, 1904): formas, ritmos y recursos de otros tiempos,
junto con algo de moralina que lo “envejece” un poco más todavía.
- Los sueños de
Albert Moreland (Fritz Leiber, 1945): sueños, ajedrez, amenaza cósmica y sutiles
referencias a la obra de Lovecraft en una trama que, tal vez, pedía más
extensión y, quizá también, profundidad.
- El bárbaro
(Poul Anderson, 1956): relato poco habitual en la producción de Anderson (o al
menos dentro de lo que he leído de la misma) porque se va hacia lo fantástico pulp de humor obvio; sin embargo, creo que lo hace
con la intención de reírse de todo eso.
- Todos
exploradores (Isaac Asimov, 1956): trabajo bastante Asimov, pero que en esta
ocasión trabaja con más ecuanimidad dos opciones de ver el mundo muy recurrentes
en su producción y, también, recurre a un final más abierto (y pesimista) de
que era habitual en él.
- Nadie molesta a
Gus (Algis Budrys, 1955): aires de Aterrizaje de emergencia en una trama con
mutante de naturaleza muy especial, con el “camuflaje definitivo” podríamos
decir, que marca el carácter y expectativas vitales del protagonista.