-Muy variada,
muy irregular, muy nutrida, muy inestable.-
Edición en español (2018) |
Género. Relatos.
Lo que nos cuenta.
El libro Canallas (publicación original: Rogues, 2014) es una antología de
relatos sobre la figura del canalla (en un sentido muy amplio y, en mi opinión,
sin mucho sentido en algún caso concreto), seleccionados por el recientemente
fallecido Gardner Dozois y George R. R. Martin (que además es responsable de la
introducción, participa con un texto y selecciona varios escritos por amigos suyos de toda la vida), todos publicados por primera vez en
este volumen y que nos permitirán conocer, desde la óptica de muchos subgéneros
distintos, cosas como el montaje y/o la ejecución de más de una estafa, el robo
de una calle, la suerte de un objeto que pasa por diferentes manos, películas
que parecen no existir o la amenaza de una criatura acuática, entre otros asuntos.
Mi opinión/Destacado/Potenciales
Evocados.
- Tiempos duros
siempre (Joe Abercrombie): regreso al Círculo del mundo de la mano de muchos
personajes nuevos, no todos porque alguno aparece en Filos mortales, narrado con ese toque socarrón especial de Abercrombie
y con una técnica que recuerda a un pasaje de Los héroes pero más desarrollada.
- ¿A qué te
dedicas? (Gillian Flynn): interesante (e inquietante) relato, con un juego atractivo
de ritmos, atmósferas y tramas junto a giros de tuerca de varias clases.
- La posada de
las siete bendiciones (Matthew Hughes): trabajo con tonos de la trama de Cugel
en La tierra moribunda pero menos socarrón y, por el contrario, con tendencia a
rumbos más “chapoteantes” y “verdes”.
- El árbol
torcido (Joe R. Lansdale): aventura de Hap y Leonard (no he leído otras, pero
sí he visto la primera temporada de la serie de televisión) clavadita a lo que
ofrece la saga.
- Bruna Enaguas
(Michael Swanwick): estafa y picaresca en un trasfondo que mezcla la ciencia ficción,
la fantasía, el humor irónico y, casi, casi, el surrealismo serio.
- Procedencia
(David W. Ball): arte robado, nazis, coleccionismo, delincuentes y más
exposición que narración.
- Los turbulentos
años veinte (Carrie Vaughn): fantasía urbana con unos tonos que podrían recordar
a la saga de Cassandra Palmer en versión vintage, seria y menos “picantona”, y
que parece una mera introducción a algo mayor.
- Un año y un día
en la antigua Theradane (Scott Lynch): tendencias de la saga de Los caballeros bastardos en todos los aspectos del texto, pero en otro universo narrativo (o
eso parece) y con otros personajes distintos.
- Dura como el metal
(Bradley Denton): protagonista con doble vida, robo de instrumentos musicales,
circunstancias poco comunes (por no decir “improbables”) y un texto alargado
para lo que en realidad cuenta.
- Metal pesado
(Cherie Priest): detective de lo oculto con un físico llamativo, en un texto más anecdótico
que otra cosa.
- El significado
del amor (Daniel Abraham): trama de fondo romántico (no se asusten,
lectores) y frente fantástico, de buen rimo y narrada con esa clase de
sencillez que, por lo general, implica mucho trabajo.
- Una forma mejor
de morir (Paul Cornell): ciencia ficción fantástica, de ritmo y extensión discutibles,
con un protagonista que parece la versión seria y madura de Jerry Cornelius.
- Mal vistos en
Tiro (Steven Saylor): homenaje a Leiber y dos de sus personajes más conocidos
en una trama de ficción histórica con situaciones que la encajan en la
antología.
- Una carga de
marfiles (Garth Nix): fantasía de acción, humor, brujería y control de dioses
peligrosos, de alto ritmo y trama simpática.
- Diamantes de
tequila (Walter Jon Williams): aires a Don Winslow descafeinados en una trama
contemporánea pero exagerada, muy exagerada, debido a las capacidades,
actitudes y decisiones del protagonista, uno bastante especialito.
- La caravana a
ninguna parte (Phyllis Eisenstein): relato del bardo que puede
teletransportarse y del que volveremos a hablar el próximo año en el blog, escrito con cuidado, sensibilidad
y calidez para ofrecer una trama muy humana.
- El curioso caso
de las esposas muertas (Lisa Tuttle): trama que podríamos ver como un pastiche
de Sherlock Holmes desde perspectivas femeninas y un resultado algo insípido.
- Cómo el marqués
recuperó su abrigo (Neil Gaiman): relato agradable, con referencias a
Neverwhere en un texto también podría transcurrir en el trasfondo oculto (a
ojos del lector, quiero decir) de Jonathan Strange y el señor Norrell.
- Una tarde de
cine (Connie Willis): trabajo alargadísimo y muy repetitivo en conceptos para
lo que no deja de ser una mera anécdota, de discutible encaje en la antología pero
que transcurre dentro de un trasfondo distópico que parece aprovechable y
atractivo.
- El árbol del
relámpago (Patrick Rothfuss): trama que ofrece más datos de un personaje de
Crónica del asesino de reyes, Bast, agradable, suave pero inmisericorde, que sugiere
muchas cosas en lugar de decirlas y que funciona igual de bien como texto
independiente.
- El príncipe
pícaro o el hermano del rey (George R. R. Martin): ficticio ensayo “histórico”
ambientado en Canción de hielo y fuego, que recorre la figura de Daemon
Targaryen desde los datos de las distintas fuentes (y sus distintas opiniones)
y que, diría yo, bien podría formar parte del texto del nuevo libro de Martin, Fuego y sangre (aunque no sé si de su primer volumen o del segundo).