Género. Narrativa fantástica.
Lo que nos cuenta.
El libro Narrenturm (publicación original: Narrenturm, 2002) nos lleva hasta la Silesia del primer cuarto del siglo XV, donde el joven Reinmar de Bielau, Reynevan
para sus íntimos, es un culto estudiante de medicina y alquimia que mantiene
una relación tórrida con una mujer casada. Cuando son sorprendidos por los
hermanos de la dama, Reynevan tendrá que poner pies en polvorosa y desatará una
persecución en la que las razones de honor se mezclarán con el dinero, los
secretos, la venganza y los intereses políticos, religiosos, económicos e
incluso sobrenaturales, asociados tanto a la herejía husita como a las guerras que
acompañaron a su rebelión. Primer libro de la Trilogía Las guerras husitas.
Mi opinión.
Fantasía histórica con pinceladas aquí y allá del primer factor y mucho del
segundo, porque si desapareciera lo “fantástico” se podría considerar una
novela histórica, que ambienta muy bien en lugar y época gracias a lo “sucio” y
“duro” de los decorados pero también mediante el uso de eventos históricos de
gran calado en la región y de la inclusión, aquí y allá, de personajes
históricos reales ya sea de forma directa o mediante la alusión (tanto “seria”
como “irónica”), con pequeños homenajes por todas partes (incluso Lovecraft
está por ahí), con mucho humor (verde, negro, blanco y de todos los colores)
pero cruenta sin piedad, alargada (demasiado) en muchos tramos porque la trama avanza en
espiral (y ahí es donde se nota que Sapkowski se gusta a sí mismo en
cantidades industriales), de ritmo alto en general pero con picos y valles,
llena de reflexiones de mucho alcance (de verdad) escondidas entre los
diálogos, con sobrepeso (bastante), irregular, curiosa y, sobre todo, un producto distinto por
completo a los habituales.
Destacado. La
ambientación. Supera por mucho a un gran número de obras históricas en ese
aspecto.
Potenciales Evocados. Los momentos más “medievales” y “costumbristas” del
autor en la Saga de Geralt de Rivia, pero multiplicados por mucho en otra
versión del “realismo mágico”, una mucho más centroeuropea y salvaje.