-Sin novedades
en el gran marco, pero sí pone muchas cosas en su sitio en cuanto a las
pequeñas cosas que lo forjaron.-
Edición en español (2014) |
Lo que nos cuenta.
El libro Los cañones del atardecer (publicación
original: The Guns at Last Light,
2013) nos lleva al último año de la Segunda guerra mundial, desde el desembarco
de Normandía hasta la rendición de Alemania, mediante ópticas muy cercanas a los
protagonistas de los eventos, pero centrado en la contribución de los Estados
Unidos de América (el mismo motor de toda la trilogía) tanto a nivel decisorio
como a nivel ejecutorio. Tercer y último libro de la Trilogía de la liberación.
Mi opinión. Con
el subtítulo La guerra en Europa,
1944-1945, trabajo que logra un difícil equilibrio entre la exposición de
los grandes hechos y el planteamiento de perfiles personales de aquellos que
intervinieron en los mismos, que alterna los testimonios y experiencias de los
que estuvieron en niveles de liderazgo con los de personas que “simplemente”
lucharon y trataron de sobrevivir (sin lograrlo, en bastantes ocasiones), que
paga un precio importante al darle mucho peso a operaciones muy conocidas y
repasadas hasta la saciedad en otras obras (mientras pierde la oportunidad de
desarrollar las que no lo son tanto), repetitivo a su pesar por los problemas
dentro del bando de los Aliados (pero no es culpa suya, sino que así se dieron
las cosas por infantil que parezca en más de una ocasión), narrado con un
estilo que, sin ser novelado, sí lleva al lector hasta una cercanía notable de
los hechos, de ritmo suficiente no destacado, algo enrevesado a la hora de
narrar ciertas acciones, y un libro sobrio con emociones a través de los
testimonios de los participantes.
Destacado. El
manejo narrativo de las peleas, berrinches, “primadonnismos” y desencuentros
entre la alta oficialidad de los Aliados.
Potenciales Evocados. Aunque reproduce sus esquemas (no en vano es una
trilogía temática), menos exitoso que El día de la batalla (¿Será porque hay más ideas preconcebidas del último año?
¿Será porque es más largo, “demasiado” más? ¿Será porque está más centrado en
“politiqueos”?); otra vez, más Max Hastings que Antony Beevor.