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lunes, 18 de septiembre de 2017

NAGASH, EL INMORTAL. Mike Lee

Portada del libro Nagash, el inmortal, de Mike Lee
Edición en español (2012)
-Remate, pero al larguero.-


Lo que nos cuenta. En el libro Nagash, el inmortal (publicación original: Nagash Inmortal, 2011), y después de 200 años de trabajo, el Monte de los Pesares se ha convertido en Nagashizzar, “la gloria de Nagash”, un laberinto de pasillos, salas, corredores, pozos, almacenes y, en lo más profundo, el gran salón del Usurpador quien, sentado sobre un inagotable filón de piedra bruja, prepara su asalto a Nehekhara. Pero un enorme ejército skaven, el mayor reunido en toda su historia, tiene sus propios planes acerca de la piedra de disformidad y acecha debajo de Nagashizzar. En Lahmia, el príncipe Alcadizzar es formado como guerrero en preparación de ese día en el que subirá al trono de Khemri. Tercer y último volumen de la Trilogía de Nagash, también conocida como El ascenso de Nagash.

Mi opinión. Remate a la trilogía de uno de los personajes más famosos de la franquicia de Games Workshop y de su juego de estrategia con miniaturas Warhammer Fantasy Battle (ahora conocido como Warhammer The Old World), tan plano como las novelas anteriores, pero mejor (dentro de un orden, o al menos más entretenido) y con algo de interés en los combates contra los skaven, que prepara el camino para la aparición de los vampiros en el juego (y el trasfondo y, por ende, en la franquicia), con algún momento ausente en el libro (pero presente en el citado trasfondo) que se echa de menos, entretenido dentro de márgenes muy amplios del concepto “entretenido” y que no hace justicia al personaje con su narrativa, trama o estilo.

Destacado. La primera parte, la de los combates con los skavens. Distinta al resto de la saga por cómo se ejecuta (tanto en la ficción de la novela como en lo técnico de su narración).

Potenciales Evocados. La segunda mitad del libro termina por recordar a Nagash, el hechicero, el primer volumen de la trilogía; esos libros bajo franquicia cuyo principal (y único) mérito es ese, el paraguas de la franquicia.