-Sin alardes pero francamente entretenido.-
Lo que nos cuenta. El libro Alambre de letras (publicación original: 2014) ofrece catorce relatos inspirados en la Primera guerra mundial que, a pesar del
subtítulo que nos indica lo Pulp, resulta que esa no es la tendencia más evidente ni frecuente que se puede encontrar entre
los trabajos ofrecidos (o al menos no lo es desde su acepción más purista) y sí
presenta diferentes ejercicios de ciencia ficción, en su mayoría, y algunos
de narrativa fantástica, ordenados con palpable sentido
narrativo general y llenos de detallitos por todas partes para
localizar al lector en los tiempos de la Gran guerra y que nos permitirán,
entre otras cosas, ser testigos de un juicio bastante especial y muy importante,
visitar una Sarajevo Steampunk o Londres en 1915 y 1940 simultáneamente, conocer
un libro sobrenatural que está guardado en un fuerte del área de Verdún, descubrir los efectos sobre los soldados de
un gas secreto, encontrar qué produce un aullido en la tierra de nadie entre
las posiciones de ambos bandos, compartir con el Barón Rojo una extraña experiencia, explorar
lo que hay detrás de una inquietante puerta antigua en la pared de una
trinchera, conocer los cambios físicos y mentales que sufrieron algunos
soldados que ahora son veteranos de guerra, averiguar por qué quiere encarnarse un
demonio, en qué exactamente y sus consecuencias, acompañar a un héroe en una
acción casi suicida en el norte de África, contemplar la abnegada tarea de los
ángeles de la guarda en los campos de batalla, saber más sobre el destino de una a
Mata-Hari muy especial y valorar, como se merece, la especial (y secreta) contribución
de las mujeres al esfuerzo bélico industrial (y al propio devenir de la guerra).
Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.
- La Mano Negra (Araceli Rodríguez): aproximación desde
perspectivas Steampunk a un
hecho histórico (y a sus protagonistas) que se convertiría en una las excusas que propiciaron el
estallido de la guerra, de buen ritmo, sin sorpresas ucrónicas, aunque las
sugiera (tal vez fuese involuntario o incluso cosa mía nada más), y agradable de
leer.
- Recordadnos (Gala Medina): relato de horror que
prefiere trabajar más los ambientes que los efectismos y que introduce ficción
fantástica, del tipo Evid Dead, pero sin desmadres y sí con respeto, entre las
acertadas descripciones de las condiciones tan duras en las que vivían los
soldados del frente y de la muerte que siempre rondaba.
- El lobo de invierno (David Gambero): trabajo que
también trae la ficción fantástica a decorados representativos y evocadores del
enfrentamiento, en esta ocasión mediante la interacción de dos militares veteranos descreídos , con momentos de El Sunset Limited, pero que sirve para
entender qué puede hacer la guerra con los hombres.
- La sima de los muertos (Luis Guillermo del Corral):
relato que bordea el Pulp en sus
momentos más álgidos, que no en toda su extensión, y que acerca lo “lovecraftiano”
a la tradición religiosa occidental mediante una presencia sobrenatural
subterránea que se alimenta del producto de la guerra: la muerte.
- M, mon kleine
envious любовь infeliz (D. Bravo Ruiz): trabajo con tono y estilo algo
diferentes al de la globalidad de la antología, que elige lo que podrían ser formas
de fábula tragicómica demoniaca (con más de lo primero) para aproximarse a la
Gran guerra y a una “herramienta” muy usada durante la contienda.
- El ángel de la
trinchera (David Corral): relato que podría ser la otra cara de la moneda del
trabajo anterior, no solo por su forma general de abordar el tema de la
antología sino, incluso, por la forma parecida de usar algunas herramientas narrativas
como pueden ser los “sujetos conceptuales”, pero con intenciones más optimistas
o, al menos, más positivas.
- Esfuerzo de
guerra (Aitor Solar): trabajo bastante curioso porque parece una cosa que no es
durante buena parte de su texto, ya que termina revelando que escondía una
ucronía bajo la apariencia de sensible reivindicación de una realidad muchas
veces olvidada, con sensaciones de la Lisistrata de Aristófanes, pero actualizada desde lo industrial.
- Misión cumplida (Armando Valdemar): la propuesta más
claramente Pulp de la antología,
tanto que enmascara los diferentes detallitos que tratan de apuntalar la
ucronía del fondo (muy al fondo) del decorado y que nos puede hacer pensar en
el Blaine de Predator en ambientes de Beau geste.
- Hombres vacíos (Eduardo Vaquerizo): el relato con el
tono, a mi parecer, más oscuro de toda la antología, logrado además, que nos
hace recordar mediante conceptos Tetsuo que los únicos que ven el fin de la
guerra son los muertos y que los supervivientes, a su manera, también han
muerto de alguna forma.
- Kindermord (Candela Robles): trabajo que usa un nombre
propio de la contienda para, mediante una experiencia que mezcla lo onírico, lo
alucinógeno y lo casi surrealista, acercarnos a situaciones remotamente parecidas a las del
quinto relato de la antología.
- El gas de la muerte (Miquel Lahoz): relato que trae lo
Z a la antología, pero con unas formas más interesadas en hablarnos del horror
de dicha condición y de la propia guerra, añadiendo un final apropiado para la
intencionalidad.
- Puro artificio (Rafael González): trabajo que usa otro
famoso nombre propio de la época, aunque realmente con participación e
influencia tangencial en la Gran guerra, para ofrecernos otra reflexión sobre
la naturaleza humana desde ópticas que conoce bien gente como Susan Calvin.
- El hombre que vivió un instante entre dos guerras
(Ricardo José Gómez Tovar): relato que, mediante el uso de una brecha espacio-temporal, rememora varios momentos del conflicto y ofrece un drama
sentido, muy apoyado en el personaje protagonista y sus sentimientos.
- La evaluación (Serafín Gimeno): narración que aparenta
una aproximación a la realidad de la neurosis traumática y su incomprensión
durante la Gran guerra para ofrecer, en realidad, un ejercicio de ciencia ficción
de cierta transcendencia en su ambición de hablar de la naturaleza de los seres humanos, como individuos y como especie.