-Entre lo onírico, lo fantástico y la marcianada
importante por momentos.-
Género. Novela.
Lo que nos cuenta. En el libro 1Q84. Libros 1 y 2 (publicación original: 1Q84 Books 1-2, 2009) y en el Tokio de 1984, Aomame viaja en taxi
disfrutando de la música clásica que suena en la emisora y un enorme
atasco amenaza con impedir que ella llegue a una cita importante a tiempo. El
taxista le propone que use las escaleras de emergencia que dan acceso a una
zona de mantenimiento y desde la que puede llegar a una estación de tren, pero
le advierte que llevar a cabo una acción imprevista y anormal como esa podría…
hacer que las cosas pareciesen diferentes. Tengo sufre un mal que lo incapacita
de manera temporal y no le permite llevar a cabo actividades cotidianas como otras
personas, pero no interfiere en su intento de ser novelista ni en el encargo de
su editor para revisar, corregir y reescribir un enigmático manuscrito de una
novela de origen sorprendente llamada La
crisálida de aire.
Mi opinión. Novela que juega con elementos que suelen estar reservados a ucronías y las realidades alternativas mezclándolos con
potentísimas figuras protagonistas muy elaboradas en sus personalidades, pero
que, a la vez, ofrece episodios próximos a la fantasía inquietante que, en
ocasiones y en mi opinión, parecen fuera de lugar e incluso no conectan con el resto
del espíritu del texto ya que su surrealismo podría sentirse inconexo y
excesivo (pero, insisto, podría ser cosa solo mía), muy bien escrita,
llena de mil y un pequeños detalles que la apuntalan, muy irregular y curiosa de leer.
Destacado. Que junto a momentos muy conseguidos,
atrayentes y casi absorbentes conviven otros que pueden provocar tedio o hasta
rechazo.
Potenciales Evocados. Situaciones
que podrían encajar en el Ensanche de William Gibson (sí, en serio) sin la parte technoir y otras que lo harían en El hombre en el castillo si quisiera aproximarse a su tema de forma muy
indirecta, además de otras que no le resultarían extrañas a un Lovecraft en su
vertiente más sectaria, aunque mucho más inquietante y “realista” (muy entre
comillas, debo aclarar), todo escrito con notable técnica, pero con frecuencia entre vapores etílicos, sedantes y hasta alucinógenos en ocasiones.