Lo que nos cuenta. En el libro Memorias del hielo (publicación original: Memories of Ice, 2001), y tras un vistazo a eventos sucedidos
en un pasado lejano, la acción nos lleva unas semanas después de los
acontecimientos en Darujhistan, desde los cuales ha quedado más que claro que
los planes de la emperatriz Laseen tienen mucha oposición, incluso de antiguos
aliados y hasta de los que una vez la sirvieron. Además, el Dominio Painita
hace acto de presencia con su belicosa e inmisericorde teocracia que está en
clara confrontación con los planes del imperio malazano. Se tendrán que formar
nuevas alianzas que hasta hace muy poco se consideraban imposibles. Tercer
libro de la serie Malaz: El libro de los caídos, aunque su trama se solapa con
los volúmenes anteriores.
Mi opinión. Novela difícil de entender (que no
imposible, aunque se perderán muchos matices por el camino además de muchos
giros de trama) si no se han leído las novelas anteriores, que trabaja la
fantasía en una vertiente oscura de forma excesiva en muchos sentidos, con
sobrepeso desde baremos generales (pero acorde con la forma y estilo
del autor porque él hace así las cosas en esta saga), tan embrollada y
superlativa como los dos volúmenes anteriores, pero hay que reconocer que se
empiezan a plantear mejor las cosas (o el lector se ha acostumbrado, que todo
puede ser) de forma que se entiende todo algo más y ofrece mayor información
sobre el trasfondo haciendo especial hincapié en la mitología, que sigue siendo
un tour de force sobre “quién la
tiene más épica”, de ritmo suficiente aunque lastrado por la enormidad de
personajes, eventos, situaciones y detalles para continuar trabajando el género
de esa forma tan propia que tiene el escritor.
Destacado. Los personajes menos poderosos siguen
estando mejor construidos que los demás.
Potenciales evocados. Cóctel espeso con mucho del Glen Cook más fantástico, Gygax más torvo e imaginativo y un claro
sabor del Brandon Sanderson de El camino de los reyes con
estilo menos "resultón"; la labor de Tracy Hickman y Margaret Weis, pero intentando adaptarse a
lo que el autor considera los gustos y tendencias más modernas de los
aficionados al género.