Edición en español (1999) |
Género. Novela histórica.
Lo que nos cuenta. En el libro Favoritos de la fortuna (publicación original: Fortune's Favorites, 1991) y en la primavera del año 83 A. C., un joven Pompeyo, de veintidós años, es despertado en mitad de la noche con la noticia del desembarco de Sila en Brindisium junto a cinco legiones y un buen número de auxilia y mercenarios, hecho que significa la oportunidad para Pompeyo de ajustar cuentas, por mucho que para la mayoría de los romanos signifique otra guerra civil contra las aproximadamente veinticuatro legiones bajo el control de Cinna y Carbón. Tras convencer a Varrón de juntar fuerzas, Pompeyo consigue levantar tres legiones de veteranos y trata de unirse a las fuerzas de Sila, aunque cuatro legiones de Carbón tratarán de impedirlo. Tercer libro de la serie Señores de Roma.
Mi opinión. Trabajo que trae vida y consistencia a personajes de la historia de la Antigua Roma que llevan muertos más de veinte siglos, que sigue manejando la narración coral que cambia de perspectiva, pero usando siempre la tercera persona “omnisciente”, con muchos personajes participantes retratados con suficiente irregularidad, pero pocos protagonistas reales en la narración (que no desde lo histórico) hacia los que se filtran los cariños y opiniones de la escritora (algo que cada vez se nota más), con alguna interpretación poco común de algunos hechos y sus protagonistas, nada simple al tratar de proponer los diferentes intereses y voluntades de los participantes en eventos de alcance de aquel periodo, que maneja de forma discutible para algún lector la parte puramente bélica, con importante nivel de detalle costumbrista, pero sin cargar ahí demasiado las tintas, sin duda alguna larga y de cierta densidad, pero que consigue mantener un decoroso ritmo, bastante bien escrita y muy entretenida.
Destacado. Un buen resumen de los volúmenes anteriores al comienzo de este, para despistados o desmemoriados.
Potenciales evocados. Aunque les suene el nombre de la autora, nada que ver con El pájaro espino; poco que ver con los estilos propuestos en el género por Robert Graves o Marguerite Yourcenar y sí con los de Ken Follett o Noah Gordon, pero mucho más aguerridos (en todos los sentidos) y rigurosos, aunque menos briosos y belicosos que los trabajos de Santiago Posteguillo, por poner un ejemplo, y más políticos, por si así puedo situarles más.