-Continuación de la saga que enfrenta opiniones pero que hizo mucho por el género.-
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| Edición en español (1999) |
Lo que nos cuenta. En el libro La corona de hierba (publicación original: The Grass Crown, 1991), y en la Roma del siglo I antes de Cristo, la salud y el poder de Cayo Mario empiezan a decaer mientras la estrella de Sila está en ascenso. La relación entre ambos comienza a cambiar y ciertas decisiones del Senado la complicarán todavía más. Las amenazas contra Roma y su poder están en la península itálica y también fuera de ella. Además, una serie de jóvenes empieza a destacar en el entorno social, político y militar de la república. Segundo libro de la serie Señores de Roma.
Mi opinión. Entretenida narración coral que va cambiando de perspectiva, pero usando siempre la tercera persona “omnisciente”, y que explica muy bien (por más que tenga que suponer) las razones de la guerra civil del periodo que retrata, de forma muy interesante y manteniendo la tensión narrativa. Con muchos personajes participantes, pero pocos protagonistas reales, hacia los que se filtran los cariños y opiniones de la escritora, que cierra tramas secundarias (y alguna principal) del primer volumen y comienza otras, larga y densa pero con más ritmo que la primera entrega aunque seguimos encontrándonos con momentos de dudosa pertinencia, y muy bien contada.
La autora sigue consiguiendo que nos olvidemos de que nos están contando hechos muy conocidos para aquellos que conozcan la historia de Roma introduciendo detalles y desarrollos de la trama apropiados y a la vez muy ilustrativos, además de conseguir que los secundarios, que más adelante serán protagonistas, tengan su espacio sin afectar a los personajes principales de esta parte de la serie, y todo ello sin teorías novedosas demasiado chocantes y con más crudeza que el primer volumen.
Destacado. El manejo narrativo del declive de Cayo Mario para explicar muchas cosas.
Potenciales evocados. Aunque les suene el nombre de la escritora, nada que ver con El pájaro espino; más poderosa y compacta que El primer hombre de Roma; poco que ver con los estilos propuestos en el género por Robert Graves y Marguerite Yourcenar y sí con los de Ken Follett o Noah Gordon, pero con más acción y combates.