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jueves, 7 de abril de 2022

INSÓLITAS. Varios autores

-Muy variada e ilustrativa, hasta donde su extensión y selección lo permite, de lo que escritoras contemporáneas pueden ofrecer en este campo y en español.-

Género. Relatos.

Lo que nos cuenta. El libro Insólitas (publicación original: 2019), con Teresa López-Pellisa y Ricard Ruiz Garzón a cargo de la selección de textos y la introducción de la obra, es una antología de relatos, escritos por autoras españolas y latinoamericanas, que están circunscritos a la narrativa no realista (interesante forma de “definir” trabajos con distintos grados de fantasía, ciencia ficción y/o híbridos que, incluso, pueden quedarse en lo meramente surrealista).

Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.

     - Sangre correr (Laura Rodríguez Leiva, 2017): relato del que ya hemos hablado aquí.

     - Sin reclamo (Cecilia Eudave, 2014): existencialismo surrealista que, simultáneamente, hace un retrato muy comprensible de cierto tipo de persona.

     - Línea 40 (Patricia Esteban Erlés, 2008): intimismo, enfermedad y valoración de uno mismo respecto a la vida que ha llevado.

     - La casa de Adela (Mariana Enríquez, 2016): juventud, realidades sociales que influyen en el comportamiento y la personalidad, casas encantadas y un tono/atmósfera muy difícil de conseguir, pero que en el caso de la autora es de lo más habitual en sus trabajos.

     - Mi hermana Elba (Cristina Fernández Cubas, 1980): interesante trabajo que funciona igual de bien con lo sobrenatural o sin lo sobrenatural por cómo se acerca a realidades infantiles y juveniles de carácter tan incómodo como frecuente.

     - Vida de perros (Ana María Shua, 2001): relato amable al frente con crítica de ciertas actitudes frente a determinados colectivos de ciertas personas al fondo.

     - Pequeñas mujercitas (Solange Rodríguez Pappe, 2016): revisión indirecta de valores impuestos sobre ciertos aspectos de la feminidad.

     - El redactor estrella de Rocketbol Amazing Times (Laura Fernández, 2014): relato con tendencia al desmadre, las florituras sin razón narrativa aparente, divertido desde lo alocado.

     - La densidad de las palabras (Luisa Valenzuela, 1993): relato potente sin ninguna clase de estridencias, que juega con lo metaliterario, las hadas y estereotipos que tal vez deban cambiar (más).

     - Lipívoras (Alicia Fenieux Campos, 2012): interesante acercamiento a los conflictos derivados de la autoimagen negativa desde una propuesta sensible.

     - Balneario (Pilar Pedraza, 1985): relato del que ya hemos hablado aquí.

     - Alfredito (Liliana Colanzi, 2014): logrado desde la voz infantil de narradora, quizá no tanto desde otros aspectos.

     - Abel (Anacristina Rossi, 2013): posapocalipsis que, tal vez, meta de manera poco natural los datos del trasfondo.

     - Loca (Elia Barceló, 1993): relato potente, en este caso sí con alguna estridencia, muy logrado a la hora de mezclar viajes en el tiempo, realidades sociales y circunstancias personales con mucho pulso narrativo.

     - La dama del ciervo (Daína Chaviano, 1986): aires a El sueño de una noche de verano mezclados con recursos que podrían recordar a ciertas cosas de La reina del aire y de la oscuridad.

     - Paulina (Laura Ponce, 2016): distopía, maternidad, sacrificios, dinámicas negativas y cierta inocencia narrativa.

     - La segunda muerte del padre (Cristina Jurado, 2016): trabajo interesante, por más que alargue lo que cuenta, y sobrio.

     - El huésped (Amparo Dávila, 1959): brevedad bastante actual para el tiempo en que se escribió, con aires a Robert Bloch.

     - El libro pequeñito (Sofía Rhei, 2016): Idea interesante manejada con ritmo y con un tono acorde a lo que cuenta y que, además, funciona igual de bien desde la trama directa como desde su potencial interpretación indirecta.

     - Una mujer notable (Angélica Gorodischer, 2015): otra brevedad poderosa y llena de intención.

     - Savitri (Lola Robles, 2008): sensaciones, sentimientos y técnica algo pobre por mucho que trate de no parecerlo.

     - Yo, cocodrilo (Jacinta Escudos, 2008): otra, y van varias, brevedad potente que se acerca al tema de fondo mediante algo parecido a una fábula.

     - ¿A qué tienes miedo? (Raquel Castro, 2015): tema universal para muchas mujeres llevado a lo simbólico/sobrenatural.

     - Gracia (Susana Vallejo, 2014): propuesta lograda desde el despliegue de la realidad en la que viven los personajes y logradísima a la hora de trabajar las emociones que sienten.

     - La coleccionista (Tanya Tynjälä, 2017): brevedad con tema ya visto muchas veces antes de distintas formas.

     - Nada que declarar (Anabel Enríquez, 2005): ciencia ficción como excusa para tratar temas de alto calado emocional (al menos, para este lector).

     - El ángel caído (Cristina Peri Rossi, 1984): otra brevedad, no demasiado potente, quizá simbólica, quizá intrascendente.

     - WeKids (Laura Gallego, 2014): buen cierre a la antología con un argumento cada vez menos ciencia ficción y más realidad (relativamente) que influye en los individuos.