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jueves, 4 de marzo de 2021

LA PESADILLA ARÁBIGA. Robert Irwin


Portada del libro La pesadilla arábiga, de Robert Irwin
Edición en español (2008)
-Adelantadísima a su tiempo.-


Lo que nos cuenta. El libro La pesadilla arábiga (publicación original: The Arabian Nightmare, 1983) nos presenta a Balian de Norwich, un joven caballero inglés que llega a El Cairo de finales del siglo XV como peregrino pero con la intención de espiar para la corte francesa y valorar las fuerzas militares de los mamelucos. Pronto muestra unas hemorragias preocupantes, acompañadas de una alteración del sueño que confunde su realidad con lo onírico y que llevan a Balian a relacionarse con personas tan peculiares como extrañas por diferentes zonas de la ciudad sin que sus verdaderas intenciones queden claras.

Mi opinión. Novela laberíntica de atmósferas muy interesantes, tan palpables como apropiadas para la óptica tan particular con la que se nos despliega la trama y sus eventos, construida con una mezcla de subgéneros poco común en su época y con unas ejecuciones narrativas poco comunes también hoy que mezclan con mucho éxito técnico los cambios de puntos de vista del narrador con “realidades” e “irrealidades” que se confunden.

De ritmo suave, que va de menos a más, algo alargada si no se “compra” la propuesta, muy elegante, con la ciudad construida como si fuera otro personaje más, muy bien localizada y con poética oscura por todas partes, esta novela es uno de esos libros que deberían tener más fama de la que tienen (al menos en opinión de este lector).

Destacado. El escritor es experto en el Oriente Próximo de la época de los mamelucos, hecho que se nota muchísimo en la ambientación (algo estupendo para este lector) y poco en la técnica general (estupendo también).

Potenciales Evocados. Un cruce entre Las mil y una noches con momentos de La escalera de Jacob, alguna situación de The Dreaming e, incluso, algún planteamiento recurrente en la producción de Philip K. Dick; hay quien dice que es la versión “oriental” y escrita mediante “realismo mágico” de El nombre de la rosa, cosa que entiendo sin estar de acuerdo.