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jueves, 30 de agosto de 2018

LAS CUATRO DESPUÉS DE MEDIANOCHE. Stephen King



-Doris Lessing dijo que, a ciertas alturas de su carrera y por desgracia, sus editores publicarían cualquier cosa firmada por ella con independencia de su calidad. Creo que King le pasa lo mismo.-
Portada del libro Las cuatro después de medianoche, de Stephen King
Edición en español (1999)

Género. Novela corta.

Lo que nos cuenta. El libro Las cuatro después de medianoche (publicación original: Four Past Midnight, 1990) es una recopilación de dos novelas cortas, pero bastante largas (aunque en la edición original eran cuatro, se separaron en varias ediciones en español).

Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.

    - El policía de la biblioteca: Sam Peebles, abogado y empresario (además de único empleado) de una pequeña firma de seguros, es invitado de forma sorpresiva a dar un discurso. Cuando acude a la biblioteca local para retirar un par de libros que pueden ayudar en la redacción, conoce a la bibliotecaria y se despiertan miedos antiguos relacionados con la figura ficticia del Policía de la Biblioteca. La cosa empeora cuando pierde los libros, no los devuelve a tiempo, recibe un aviso y, además, descubre que la supuesta bibliotecaria lleva muerta bastantes años. Concepto interesante, como la mayoría de los de King, estirado en demasía porque, por desgracia, ese estiramiento hace daño a varias de sus bondades, entre las que destacan los miedos del personaje protagonista, basados en circunstancias bastante comprensibles y nada sobrenaturales. Por otro lado, las características especiales del antagonista principal (…) ya las hemos visto en otras obras de King.

    - El perro de la Polaroid: Kevin es un joven que recibe por su cumpleaños una máquina de fotos Polaroid que parece estropeada porque, fotografíe lo que fotografíe el muchacho, siempre muestra la misma escena, la de un perro de espaldas frente una valla de estacas de madera. Al poco tiempo, Kevin descubre que la imagen no es fija, si no que muestra pequeñas variaciones y el perro empieza a girar la cabeza. Otro buen concepto de partida pero más estirado todavía si cabe que el anterior, que falla cuando intenta “corporeizar” al monstruo. Tal vez, quién sabe, hubiera salido mejor desde la perspectiva del relato corto, bien corto.