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jueves, 24 de enero de 2013

LA GUERRA QUE HABÍA QUE GANAR. Williamson Murray y Allan R. Millet


-El Eje escribió una partitura y los Aliados acabaron interpretando la obra, al menos la mayoría de sus movimientos.- 
Portada del libro La guerra que había que ganar, de Williamson Murray y Allan R. Millet
Edición en español (2003)

Género. Historia.

Lo que nos cuenta. El libro La guerra que había que ganar (publicación original: A War to Be Won: Fighting the Second World War, 1990) es una monografía sobre la Segunda Guerra Mundial desde una perspectiva eminentemente militar, en el sentido más amplio de la palabra.

Mi opinión. Excelente trabajo que argumenta, analiza e incluso critica los eventos desde la visión más militar del conflicto, pero que no ignora otros aspectos del mismo (se limita a tomarlos como una referencia más y los usa en función de su pertinencia, o no, para aquello que quiere contar). Aunque la tarea de síntesis y concreción no es fácil en esta propuesta, los autores lo consiguen, y además nos lo narran desde todos los órdenes de perspectiva de mando, del estratégico al operacional, si bien con especial énfasis en el táctico.

Más ilustrativo que descriptivo, claro y ameno dentro lo posible, mordaz en ocasiones (al borde de la insolencia en algún momento, pero no sé si a un lado u otro de ese borde) el libro se desarrolla desde la idea de un conflicto que no fue ni por territorios ni por recursos y que, a pesar de la intensidad del sufrimiento que podría llegar a causar, tenía un desenlace inevitable desde el principio tal y como se planteó. Los escritores no especulan con explicaciones y sí te detallan razones.

Hay que decir que si se explora el libro con espíritu crítico y detallista habrá pequeños puntos que generarán algún debate de salón, pero nada importante en realidad. Y además hay que señalar que el punto de vista más humano del conflicto y de los implicados se tiene que suponer, pero es una de las consecuencias de esa perspectiva en la que predomina lo militar a la que aludía al principio.

Destacado. El posicionamiento de los autores es muy claro, pero no excluyente.

Potenciales evocados. La descripción sarcástica de Indro Montanelli de algunas personalidades, pero no abundan mucho las descripciones en este libro; nada que ver con Paul Carell en el relato de las operaciones; puntos en común con la propuesta de Robert M. Citino, pero sin citas; ni rastro del lado humano de Max Hastings o Antony Beevor.