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viernes, 24 de febrero de 2017

MIRRORSHADES. Varios autores

-Cyberpunk en el mayor sentido posible del subgénero literario.-

Portada del libro Mirrorshades, de varios autores
Edición en español (1998)
Género. Relatos.

Lo que nos cuenta. El libro Mirrorshades (publicación original: Mirrorshades. The Cyberpunk Anthology, 1986), con nota preliminar de Andoni Alonso e Iñaki Arzoz, y con prólogo de Bruce Sterling, ambos pequeños ensayos de lo que significó (y significa) el movimiento Cyberpunk, es una antología de trabajos cortos que exploran distintas vertientes de esa corriente que trajo ideas frescas a la ciencia ficción hace algo más de treinta años y que es mucho más extensa que implantes, virtualidad, delincuencia y corporaciones (y eso puede chocar a más de un lector, avisados quedan).

Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.

    - El continuo de Gernsback (William Gibson, 1981): trabajo ambicioso en su concepto temático, que es ruptura con el pasado y homenaje simultáneo al mismo por su trama y la forma de abordarla mediante una calidad narrativa muy llamativa.

    - Ojos de serpiente (Tom Maddox, 1986): relato que, aunque maneja varios de los elementos más comunes al Cyberpunk como los implantes y las inteligencias artificiales, sobresale al darle una perspectiva humana notable sobre los decorados bien conocidos (y que le sonarán a la mayoría de los lectores de Gibson).

    - Rock on (Pat Cadigan, 1984): música, distopía, industria y drogas al servicio de una trama que no olvida el aspecto humano (y hay varias así en la antología) del personaje principal, en lo que podría ser un paso más allá de Pequeños héroes.

    - Cuentos de Houdini (Rudy Rucker, 1983): a medio camino entre la ciencia ficción y la fantasía, corto, rápido de leer, que si es Cyberpunk (y los expertos dicen que sí, por lo que yo me callo aunque no esté de acuerdo) lo es en una de sus vertientes menos explotadas.

    - Los chicos de la calle 400 (Marc Laidlaw, 1983): relato que pudo señalar caminos al manga posapocalíptico actual, con un estilo rápido y unas atmósferas casi Weird.

    - Solsticio (James Patrick Kelly, 1985): trabajo que ofrece Cyberpunk reconocible en la sociedad del trasfondo, pero ofrece un excelente despliegue, nada habitual, a la hora de retratar al protagonista, sus motivaciones y sus comportamientos.

    - Petra (Greg Bear, 1982): un gran relato que no parece Cyberpunk a primera vista, pero usa sus tonos oscuros, sus sabores amargos y sus brillos oxidados para contar una trama que pudo marcar, en su momento, rumbos actuales a gente como Lauren Beukes e incluso a China Miéville.

   - Hasta que nos despierten voces humanas (Lewis Shiner, 1984): proyecto secreto e insatisfacción personal se dan la mano para ofrecer un relato con aires de Ray Bradbury y/o Robert Silverberg actualizados por completo.

   - Zona libre (John Shirley, 1985): parte de una novela (y se nota por el manejo del supuesto desenlace), que se acerca a lo estético del Cyberpunk, a la música, a la distopía y los líos corporativos de una forma más cumplidora que satisfactoria.

    - Stone vive (Paul di Filippo, 1985): relato centrado, desde el ambiente corporativo y sus planes, en el aspecto Cyberpunk de la sociedad, de su estratificación y políticas.

    - Estrella roja, órbita invernal (Bruce Sterling y William Gibson, 1983): política y pretensiones laborales en órbita fuera de la atmósfera en un trabajo más Cyberpunk por la actitud que por otra cosa, con un final entre llamativo y chocante.

   - Mozart con gafas de espejo (Bruce Sterling y Lewis Shiner, 1985): la versión Cyberpunk de ideas, momentos, situaciones y hasta tramas de la New Wave, con lo que todo ello supone de bueno y de malo.