Género. Relatos.
Lo que nos cuenta. El libro Ciencia ficción 20. Selección especial (publicación original: 1976) es una antología de trabajos cortos de ciencia ficción publicados previamente en The Magazine of
Fantasy and Science Fiction, en concreto extraídos del número especial de la
revista publicado en 1969 y que conmemoraba su vigésimo aniversario, con
relatos de autores de primera línea en su tiempo que nos llevarán a conocer el
viaje en el tiempo para capturar animales extintos, un robot sin controles de
pensamiento, un hombre que no sabe que en realidad es humano y el último habitante de Gran Bretaña, entre otros escenarios.
Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.
- Intuición femenina (Isaac Asimov): relato incluido en
la antología del autor El hombre del bicentenario, perteneciente a la línea
narrativa sobre robots que tanta fama tuvo en su momento, muy Asimov y muy
robot, que hoy se podría catalogar, si el lector quisiera, de sexista (muy
Asimov, ¿verdad?).
- No vengas a mí en el blanco invierno (Harlan Ellison y
Roger Zelazny): otro de esos relatos extraños y deliciosos que ofrecieron la
pareja de escritores cuando colaboraron, que toca temas científicos bastante
poco conocidos en su época para construir su ficción, lo que sorprende, pero en una trama que mezcla lo
casi fantástico con el amor profundo en distintas formas.
- La hormiga eléctrica (Philip K. Dick): relato muy
ceñido a los temas de fondo más recurrentes en el escritor, pero no de los más
famosos, agradable en general y que genera sensaciones dèjá vu en los que estén
bastante metidos en la narrativa de Dick.
- Un cetro final, una corona duradera (Ray Bradbury): la
civilización debe abandonar un país, pero alguien se resiste, argumento muy bien escrito
desde lo técnico, de cierta intrascendencia en alcance a pesar del típico
tono de añoranza y saudade que, como la mayoría de los trabajos de Bradbury,
tiñe la narración.
- El suave dilema (Brian W. Aldiss): relato que se
pregunta, en el fondo, si en realidad algunos humanos son humanos a niveles suficientes, que, si bien es interesante en el plano general no está entre lo mejor
del autor y deja un regusto a moralina que no termina de funcionar.
- El hombre que aprendió a amar (Theodore Sturgeon): alegoría de alta intensidad y alcance, pero de longitud breve, que juega con las
relaciones de pareja y el éxito para hablar de algo mucho mayor, interesante y
lograda.
- ¡Coge un caballo! (Larry Niven): Un relato que mezcla
esos escasos trabajos de Niven que jugueteaban con la fantasía, pero
deslizándola, en este caso, en la ciencia ficción, de idea de partida bastante
original, logrado, entretenido y entre los más destacables de la antología por lo irónico de la propuesta.