Género. Ciencia ficción.
Lo que nos cuenta. En el libro El jinete en la onda del shock (publicación original: The Shockwave Rider, 1975) y en el siglo XXI, un hombre que en
este momento se llama Arthur Edward Lazarus y es ministro propietario de la
Iglesia del Infinito Discernimiento, pero que ha sido antes muchas otras
versiones de sí mismo con ocupaciones muy diferentes, está internado de nuevo en Tarnover, institución perteneciente a un programa gubernamental
estadounidense de localización y adoctrinamiento de individuos especialmente
dotados que resultan de interés para los dirigentes de los EEUU, un país con más
de trescientos millones de habitantes conectados a una red integrada
de datos y cuyos líderes no dudan en usar cualquier método para favorecer sus
planes, normalmente de carácter ilegal en muchos sentidos.
Mi opinión. Novela de alto ritmo, distópica y sucia, plagada
de referencias cruzadas sobre su rico trasfondo lleno de situaciones interesantes
en el género que abarcan la sociología, la geopolítica, el Marketing y hasta
la psiquiatría, en la que abundan las frases poderosas en boca de sus
personajes, que manejó conceptos y formas que más tarde fueron naturales en el
Cyberpunk, que incluye en su trama desarrollos de la informática y la génetica cuando no había ningún PC a la venta, ni se pensaba en
internet, ni siquiera en dispositivos móviles o Data Mining, ni en virus que se infiltren en los equipos y
menos todavía se valoraba el espionaje virtual de ningún tipo o la manipulación
de bases de ADN, solo por citar algunos ejemplos aunque hay más, pero que no resulta
muy actual por cómo decide manejar todas esas ideas, con un protagonista
que son muchos a la vez y resulta una herramienta ad hoc para que el autor pueda
llevarnos por todo aquello que nos quiere mostrar, compleja pero accesible por
más que los saltos en el tiempo sean confusos a veces y que sea brusca en sus contenidas
formas New Wave, casi meta literarias,
en más de una ocasión.
Destacado. Mucha gente cita a Jules Verne como autor de
género que anticipó varias realidades. Si se leen este libro, tal vez empiecen
a citar a John Brunner.
Potenciales
evocados. Tonos y estructuras similares, no los desarrollos concretos, a la
Trilogía del desastre del mismo escritor; por momentos, George Orwell cruzado con William Gibson
y con toquecitos Charles Stross, pero sin sainetes.