 |
| Edición en español (1990) |
Género. Novela.
Lo que nos cuenta. En el libro Siempre hemos vivido en el castillo (publicación original: We Have Always Lived in the Castle, 1962) conocemos a Mary Katherine Blackwood, más conocida como Merricat por sus pocos allegados, entre los que se encuentran su hermana y su tío, una joven peculiar, algo solitaria, amante de los libros además de otras curiosas aficiones y a la que no le gusta salir de su enorme mansión, tanto por su propio carácter como por las reacciones de muchos de los miembros de la comunidad en la que vive, a los que les gusta molestar a la joven y recordar el trágico incidente que hace unos años terminó con la muerte de la mayoría de la familia de Merricat.
Mi opinión. Novela trabajada con cuidado y sensibilidad dentro de su peculiaridad (por no decir rareza) para ofrecer una trama inmisericorde y muy evocadora basándose en unos personajes retratados con esmero para que vayamos conociendo de ellos lo que la escritora quiere en cada momento, jugando con el lector, para que vayamos entrando en la narración como ella desea y que nos encontremos atrapados por su telaraña de comienzo y final difusos, muy agradable de leer y con estilo tal vez adelantado a su tiempo, de temática interesante y mucho más si se tiene en cuenta cuándo se escribió, con muchas capas, más disfrutable cuanto menos se sepa de ella, abierta a la relectura y muy interesante.
Destacado. Las vueltas de tuerca y los cambios de visión de la situación general que tendrá el lector.
Potenciales Evocados. Muchos escritores contemporáneos de éxito y referencia confiesan lo mucho que esta autora marcó su escritura; momentos de Los Tenenbaum, pero nada graciosos y sí muy inquietantes; puesto a “definir”, un cruce extraño e imposible entre Patricia Highsmith, Shyamalan, J. D. Salinger y Marguerite Yourcenar.