-Hay muchas formas de
trabajar el género, por muchas razones y con muchas intenciones.-
Edición en español (1981) |
Género. Ciencia ficción.
Lo que nos cuenta. El libro La república de
los sabios (publicación original: Die Gelehrtenrepublik, 1957) nos
trasladamos a un año 2008 en el que la Comisión ha decidido
traducir al alemán (lengua muerta en ese momento y el único tipo de lengua a la
que, según la Ley Interworld “sobre escritos peligrosos”, se puede
recurrir para la publicación de libelos políticos o de otra naturaleza
subversiva), conservar e imprimir la crónica que el periodista norteamericano
Charles Henry Winer escribió sobre su viaje y estancia de cincuenta horas en la
isla donde habitan los mayores representantes de la ciencia, el arte y el
pensamiento de su tiempo. Stadion, el traductor de la obra y uno de los únicamente
ciento veinticuatro capacitados en el mundo para hacerlo después la última
guerra, no parece muy contento con la tarea, no aprecia a Winer ni el tono
frívolo de su crónica, por lo que hará todo lo posible para que nosotros, los
lectores, entendamos mejor la narración mediante abundantes notas del traductor
al pie de página.
Mi opinión. Desde el retrato
(parcial por partida doble) de una realidad ficticia, divertida distopía en la
que el autor ironiza, con humor y fineza, sobre la Guerra Fría, los progresos
deslumbrantes (¿monstruosos?) de la ciencia, las convenciones sociales, la
política de su tiempo y el culto a los “elefantes blancos” que viven en su
Olimpo (¿o es Alcatraz?) particular. Autor no demasiado conocido fuera de
ciertos círculos y considerado en ellos como referente literario poco
reivindicado del siglo XX y novela no apta para cualquier paladar.
Destacado. La descripción
simultánea de dos realidades, la del periodista (directa) y la del traductor
(indirecta).
Potenciales evocados. Vacío perfecto y
Un valor imaginario, por aquello de tratar obras que no existen y por el
ingenioso humor; toques Jack Vance, más allá de los pies de página.